(La cabeza de la Señora C. es una olla hirviendo. La voz de la razón intenta triunfar sobre la voz crítica para que la locura no se haga la dueña y señora de la infortunada siempresufriente Señora C.)
VOZ DE LA RAZÓN: Pero si tú no querías vivir allí para siempre... Esto es lo mejor que te podía pasar para no dormirte en los laureles y no caer en el letargo de la comodidad infinita... Estás justo donde tienes que estar. Las espaldas cubiertas pero aún al pie del cañón. Eso es así y punto.
SEÑORA C: Ay qué bien tan mal... Ay qué mal tan bien...
VOZ DE LA RAZÓN: Si no te rindes ahora puedes tenerlo todo... La ciudad que quieres... El trabajo que quieres... Al Señor S...
SEÑORA C: Pero estoy taaaaan cansada...
VOZ CRÍTICA: Piri istii tiiiiiin quinsidi...
SEÑOR S: Pero introduce alguna pedantería en este fragmento, no me seas simplona... Ni siquiera has puesto la palabra "posmoderno"...
SEÑORA C: El que faltaba...
VOZ ESQUIZOFRÉNICA: Mátalos. Mátalos a todos.
(La cabeza de la Señora C. acaba de colapsar a niveles tales que ha creado un vórtice espacio-temporal. Se ha ido. ¿Volverá? De momento, no)
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