domingo, 15 de mayo de 2022

ACTO 12

(Cinco y media de la tarde en la biblioteca. Un usuario selecciona películas para llevarse. La Señora C. Sospecha que es el que se las va llevando por orden alfabético, ya que no se mueve de la misma balda. El señor, al cabo de un rato, se va como si estuviera solo mas consciente de que no es así. La Señora C. cree firmemente que los usuarios que no saludan ni se despiden tienen reservado un palco VIP en el infierno. La Señora C., al oír los pasos de los usuarios que van a entrar en su sala, empieza a rememorar el verano pasado. Nunca ha querido ser madre, pero a veces tiene conversaciones ficticias con su nohijo a lo Cómo conocí a vuestra madre)


SEÑORA C: Aparecía de repente, por el lado derecho. Golpeaba ligera y juguetonamente el mostrador con sus dedos mientras lo rodeaba y, a modo de saludo gesticular, con medio rostro cubierto por la mascarilla, me miraba y movía las cejas hacia arriba. Y me lanzaba un despreocupado "qué tal". Al marcharse, antes de perderse por la puerta, otra vez esos golpecitos en el mostrador a modo de despedida. Al poco tiempo me percaté de la alegría que me producía escuchar unos pasos y que fuera él el que aparecía. Y un día me di cuenta de que quería que se quedase conmigo el mayor tiempo posible.

(No cesan las molestas interrupciones. Ora algún lunático, ora LaDoña, huyendo de la muerte, con sus eternas idas y venidas hacia ningún lugar)

SEÑORA C: (poniendo los ojos en blanco) No me dejan leer. No me dejen estudiar, ni escribir, ni fantasear. Tienen la absurda idea de que yo vengo aquí a trabajar. ¡Válame Dios! ¡Hideputas!

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